

Los sulfitos
“Contiene sulfitos”. Es una leyenda obligatoria por la unión europea en todos las etiquetas de vino.
Los sulfitos son una variante del óxido de azufre, principalmente dióxido de azufre (SO₂), que son producidos de forma natural en el proceso de fermentación por acción de las levaduras del vino. Esto es , todos los vinos contienen sulfitos de modo natural. De hecho, en muchos casos, no es necesario añadir una dosis extra para garantizar la conservación de los mismos.
Son inofensivos excepto para las personas que presenten algún cuadro alérgico a los mismos.
¿Cuál es su utilidad?
Los sulfitos en el vino tienen funciones conservantes, son antioxidantes, agentes antimicrobianos y previenen la oxidación prematura de los vinos embotellados asegurando una larga vida en las mejores condiciones.
Las propiedades organolépticas pueden verse afectadas cuando los niveles de sulfitos son demasiado bajos. Por otro lado, su capacidad antimicrobiana lo convierte en un antiséptico, evitando así cualquier posibilidad del desarrollo de microbios o bacterias.que pudieran alterar negativamente los vinos.
Además, usados durante la fermentación para activar la misma y tienen efectos sobre la maceración, el color, el aroma y el sabor del vino. Entre otras bacterias controlan la acetobacter causante del picado o avinagramiento.
Por este motivo son usados durante la elaboración respetando siempre los límites establecidos por la Unión Europea (150 mg/l en vinos tintos y 200 mg/l en vinos blancos y rosados), ya que es una forma de asegurar la conservación del vino y la eliminación de bacterias.
En los vinos de Fos la presencia de los mismos es sumamente reducida quedando muy lejos de los límites legales.
Los sulfitos, siempre presentes en nuestra alimentación
Pero los sulfitos no solo se encuentran en el vino. Igualmente, podemos encontrarlos de forma natural en alimentos que experimentan una fermentación, como el pan, los bollos, el queso, el yogur, la cerveza o la sidra. También se añaden artificialmente como conservantes en productos cárnicos, conservas o crustáceos. En este caso, bajo la nomenclatura E-220. Así que, si esos productos no te producen malestar, no tienes que preocuparte por los sulfitos del vino.
¿Y por qué en el vino destacan más? Porque las bebidas alcohólicas no tienen obligación de incluir sus ingredientes en la etiqueta, excepto las sustancias alérgenas. En este caso, los sulfitos se indican para advertir a las personas que sufren alergias o son sensibles a este compuesto, como lo pueden ser al gluten o a la lactosa.
Tolerancias legales
Vino normal: Máximo 150 ppm (partes por millón) en tintos y 200 ppm en blancos. En los dulces se permiten hasta 400 ppm. |
Vinos con certificado ecológico:150 ppm en blancos y 100 ppm en tintos. |
Vinos naturales: no hay una cantidad regulada, pero se admiten unos 20 mg/L. |